Tenía antojo así que se dirigió a la pastelería a la cual era fiel donde se podrían comprar los mejores pasteles de la ciudad. Miro el mostrador atentamente. Miles de filas, colores y olores se mezclaban. De pronto vio una bandeja donde sólo quedaba un pastelito relleno de crema. Ella nunca pedía crema pero aquella vez le apeteció. Se dirigió a la pastelera. Cuando fue a pedir el pastel una voz le repitió. Giró la cara hacía la persona cuyas palabras fueron gemelas de las suyas. Él sonrió. Ella también. Él le ofreció compartirlo. ¿Cómo resistirse a ello?

A partir de ahí nació un amor de lo más dulce.