Siempre había pensado que era una persona melancólica, triste, reprimida. Pero el tiempo le demostró que no era como se pintaba. Le demostró que simplemente no pertenecía a esa época.
Cállate, tápate los oidos fuerte fuerte fuerte fuerte muy fuerte, ¿oyes lo mucho que te quiero?
martes, 25 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
Sin chanzas le digo a usted, luz del día:
Escamo su presentada ausencia,
y la ausencia es la peor vileza.
Y exímame si cometo una indiscreción
mas, ¿cual es tal el hechizo que vierte
sobre mí que al verlo exudo escalofríos
por todo mi cuerpo? Estrépita rapsodia
de sentimientos que sin vivir me dejan.
Vida, senectud, muerte, ¿qué importa
lo demás si usted sigue a mi vera?
R
domingo, 16 de diciembre de 2012
Nunca perdimos el tiempo ¿a qué no?
¿Te acuerdas de aquel verano tan azul? ¿Recuerdas el sonido del mar chocando contra las piedras? Mujer,¿podrías volver a sentir el frío de la madrugada en todos los poros de tu piel? ¿Quizás la arena cubriendo tus pies?¿Podrías pensar en aquellas noches sin fin?¿Y qué me dices del olor de las flores, del desayuno?¿El nombre de aquel lugar? ¿Recuerdas tu parte favorita de aquella canción que cantabas en el coche con tu larga sonrisa?
"Rayo de luna serás para mí ".
Como leer "las flores del mal" en español
Esto es muy triste, lo de estar esperando digo -le dijo con la mirada clavada en un árbol que veía a través de la ventana- lo peor de todo es que no puedo hacer nada, sólo seguir esperando.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Obluda, kierà nemá syé jméno
Hace mucho, mucho tiempo, en un país muy lejano vivía un monstruo sin nombre. El monstruo deseaba un nombre, y lo deseaba tanto que apenas podía pensar en nada más.
Un buen día, el monstruo emprendió un viaje para buscar el nombre que tanto anhelaba. Pero el mundo es demasiado grande, y, por ello, el monstruo decidió dividirse en dos. Una mitad se fue al este. Y la otra, hacia el oeste.
La mitad del monstruo que había ido hacia el este encontró pronto una aldea.
“Oye, herrero, quiero que me des tu nombre”, lanzó el monstruo.
“¿Pero qué tonterías dices? No pienso dártelo”, replicó el herrero, incrédulo.
“Si me das tu nombre, me introduciré en tu cuerpo y te otorgaré toda la fuerza que te falta”, prometió el monstruo.
“¿En serio? Bueno, pues si de veras vas a hacerme más fuerte, adelante, es tuyo”, respondió el herrero.
Entonces, el monstruo se introdujo en el cuerpo del hombre. A partir de ese momento, el monstruo se convirtió en Otto el herrero. Otto era el más fuerte de la aldea. Sin embargo, un día…
“Mírame… mírame… ¡Mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!”
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf… ¡plaf!
El monstruo, que tenía mucha hambre, se había ido comiendo al herrero por dentro hasta acabar con él. Y así fue como se quedó otra vez sin nombre.
Al poco tiempo lo intentó de nuevo con un zapatero llamado Hans, pero…
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf… ¡plaf!Al comérselo, volvió a quedarse sin nombre.
Lo intentó también con un cazador llamado Thomas, pero…
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf… ¡plaf!
Como era de esperar, se lo comió también, y volvió a quedarse sin nombre.
Al final, el monstruo decidió buscar un nombre en el interior del castillo.
“Si me das tu nombre, pequeño, yo te haré fuerte como un roble”, le dijo el monstruo al príncipe del castillo.
“Si logras que me recupere y me haces un niño sano y fuerte, mi nombre es tuyo”, replicó el príncipe enfermo.
Y así fue como el monstruo se introdujo en el interior del príncipe. Y éste se curó milagrosamente.
El rey estaba de lo más contento.
“¡El príncipe se ha curado! ¡El príncipe se ha curado!”, se regocijaron todos.
Al monstruó le gustó el nombre del príncipe. Y la vida en el castillo le gustó también. Por eso, y aunque se moría de hambre, hizo esfuerzos por contenerse. Un día tras otro, cuando el hambre le acechaba, el monstruo se contenía y esperaba paciente a que pasara.
Pero un día el hambre era tan acuciante que el monstruo no pudo más.
“¡Mírame, mírame, mira qué grande se ha hecho el monstruo en mi interior!”
Y entonces se comió al rey y a toda la corte de una sentada.
Grush, grussh, ñam, ñam, gruupmf, grupmf… ¡plaf!
Un día, el principito huérfano se encontró a la otra mitad del monstruo que había ido al oeste.
“Ya tengo nombre, ¿sabes? Un nombre muy bonito.”Le dijo el monstruo del oeste al príncipe: “¿Para qué sirve un nombre? Sin nombre también se puede ser feliz. Míranos a nosotros. Somos monstruos sin nombre.”
Y con estas palabras, el monstruo del este se comió al del oeste…
“Cuando por fin había conseguido un nombre… no tengo a nadie que me llame para recordármelo… con lo bonito que es mi nombre… Johan…”
MONSTER
miércoles, 12 de diciembre de 2012
lunes, 10 de diciembre de 2012
El amor nos convierte en vampiros
Por más que lo intentes no podrás dormir. Si lo hubieras sabido no le hubieras abierto la puerta al amor, ¿verdad?
viernes, 7 de diciembre de 2012
Cuando gira el mundo enamorado
¡Qué sensación más agría al despertarse! Creyó estar a salvo de los fantasmas hasta que escuchó aquella canción y, por supuesto, lo recordó.
Desde lo más fondo de su corazón deseó dormir de nuevo para volver a ver su rostro.
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