Ay, si las ovejas se hubieran revelado.
Cállate, tápate los oidos fuerte fuerte fuerte fuerte muy fuerte, ¿oyes lo mucho que te quiero?
martes, 29 de mayo de 2012
Fábula.
Había una vez una pastora a la que llamaban Alemania. La verdad es que no cuidaba a sus ovejas, más bien las exprimía cuan naranjas hasta sacarles el jugo. Un día, las ovejas, que ya no podían dar más de si, comenzaron a resultarle inútiles y, como el pez grande siempre se come al pequeño, al día siguiente se hizo en su casa un delicioso asado.