
Una simple mirada puede darte un beso. Puede darte acceso a una mentira oculta. Y resulta que también encontrará tus sueños los que serán dueños de un camino que no acaba. Pudo ser una sonrisa que susurraba: "te quiero", o unas palabras de acero que rompieran tu alma. Pero al tomarlo con calma descubrirás que una mirada puede ser o no acertada dependiendo del momento y dependiendo a quien le cuentes el cuento.