
Creí que había aprendido a conservar el tiempo. Me equivoqué: cuando lo quiero adelantar me va más lento. Siento que mi esfuerzo es en vano. Rechazaré la mano de la esperanza, con ella no me alcanza para liberar el corazón de está prisión que me impide seguir.
Creí comerme el mundo pero el mundo me comió a mí. Y sí, lo reconozco: volví a caer al abismo, a mantenerme en el mismo nivel de estupidez, quizá sea difícil superarse esta vez.
Me siguen los fantasmas a do' quiera que escape. Por mucho que sepa jugar termino en jaque mate. Y es cierto: me hundo cada día más. Sin darme cuenta cavo mi propia lápida. Por más que corro, la vida va más rápida y cuando la atrapo se disuelve entre mis dedos y se escapa a un lugar del que no vuelve.