Vos, quien debisteis ser mi andante caballero
terminasteis siendo un triste sapo con galero.
Señor, quien hubo de darme su amor entero
no sois más que palabras de romancero.
No, no prosigáis. Abusión por su parte, maldigo a nuestro dios. Me creísteis damisela en peligro pero el peligro sois vos.