Soy una cobarde, ¿para qué mentirme más? Lo soy, lo soy... Y lo peor es que no tengo las fuerzas para ser sincera con el mundo, conmigo misma. En el fondo me odio como nunca odié a nadie. Pero, en serio, no sé como hacerlo, no sé.
Y la palabras que no puedo decir se me van por los ojos.
Muero lentamente en un charco de ácidos sentimientos desordenados. ¿Pero qué puede hacer un alma despeinada como la mía para liberar sus palabras, sentimientos, pasiones?
A veces es mejor desaparecer, por muy cobarde que sea.
Y por más que quiera no puedo.
Nadie podrá sustituirte.
Pero ahora, ahora que me estás leyendo quiero decirte algo: Quédate conmigo, por favor. Para siempre. Y sé que soy desordenada, estúpida, lunática, maniática, feucha, llorona, no soy la mejor chica del mundo, soy consciente, en serio, pero sé que puedo hacerte feliz porque cuando hay amor todos los defectos se convierten en virtudes y, créeme, estoy llena de él.